lunes

Aristopop V (del encuentro chamánico)

   Del carácter frágil pero noble de lo Aristopop dio cuenta el Conde de Saint Germain, cuando crucé unas palabras a modo de conversación con él, un Domingo por la madrugada en la Ciudad de Buenos Aires.
   Saint Germain vestía muy bien, aunque con ropas de invierno (era primavera en Palermo, Buenos Aires; pero estábamos en Congreso). Era un hombre muy apuesto; "fachero", le dije mientras seducíamos a la última Presidenta de La Orden de los Chamanes, que tenía buenos pechos y una mirada muy profunda enmarcada en los límites certeros del delineador negro doble.

   Cuando logramos estar a solas con ella le comenté sobre lo ocioso que resulta ser Aristopop. Ella habló del Yoga. Saint Germain habló de La Meditación. Yo hablé de Harry Potter. Bebimos de un elixir espirituoso ensamblado por nosotros mismos a partir de la lectura atenta a un libro de Alquimia que habíamos obtenido en un estante cuando logramos romper con las cadenas del supermercado.

   De más está decir que   el elixir   nos hizo eternos, y suaves. Además, los tres nos transformamos en serpientes y mordimos poco a poco nuestras colas. Alguien nos cortó con un cuchillo afilado y puso nuestros venenos en unas copas de metal. No sé si los mezcló o los sirvió por separado.

   Cuando la mujer volvió a ser mujer y dejó de ser serpiente (y La Orden vio que eso era bueno) bebió de una de las copas y su mirada se puso como la mirada de Mme. B. Un perro, que era el suyo, se paralizó y comenzó a caminar hacia atrás lentamente... ¿Ud. vio alguna vez a esas criaturas caminar hacia atrás?... ¿Estarán detrás tuyo, a sus espaldas, los ojos de Mme. B.?... Aristopop tomé del veneno yo también, y Aristopop pagamos la cuenta del bar de Congreso con diamantes.

   Pero los ojos de Mme. B. aún me atormentan cuando despierto apurado para dirigirme a la Corte de una multinacional a trabajar de manera secular en una torre moderna y bien equipada, si sé que en el camino me voy a cruzar con algún perro (todos los perros son el mismo perro) que se paralizará y caminará hacia atrás con el pelo erizado haciéndome notar que el tiempo es circular y que estoy en El Renacimiento, en La Edad Media y en Grecia Antigüa.

   Aristopop es encender una computadora para trabajar con la certeza de haber entendido que mide la realidad del mismo modo que un péndulo mágico. Aristopop es encenderla y no trabajar. Porque está por llegar la Revolución Francesa. Aristopop es rebelarse contra la cultura de masas de una manera ingenua e irrelevante. Engañar elegantemente al Rey. Un Aristopop es demasiado cortesano como para trabajar y demasiado posmoderno como para ser cortesano. La serpiente se mordió la cola. Y Ud. Aristopop tomará el veneno.